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Duola

Una mujer que olvida

Los poetas barrocos -Góngora, Quevedo...- fueron más lejos y, llevados de su pesimismo que no era otro que el de la época, mostraron la rosa y las demás flores -clavel, alhelí...- como símbolo de la propia vida, que es polvo, humo, nada; como símbolo de las glorias mundanas que no nos trascienden, aunque Góngora es capaz de aunar las dos caras, la más festiva y alegre, con sus letrillas, y aquella otra pesimista y dura con sus poemas severos:

"Las flores del romero,
niña Isabel,
hoy son flores azules,
mañana serán miel".
(Góngora)

"Flor es el jazmín, si bella,
no de las más vividoras,
pues dura pocas horas
que rayos tiene de estrella;
si el ámbar florece, es ella
la flor que él retiene en sí.
Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y sombra mía aun no soy".
(Góngora)

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